Un día en que estábamos contando los salmones que se dirigían rio arriba para desovar, apareció una osa parda en la orilla opuesta. "¿Le molestará que estemos aquí?", nos preguntamos mientras manteníamos la distancia; de repente, vimos como atrapó un pez y se lo llevó a la orilla para comerlo, regresando una y otra vez a por más. Nos vigilaba todo el tiempo, pero siguió alimentándose. Los salmones intentaban no cruzarse en su camino, pero eran atrapados en la base de una pequeña cascada donde no había lugar para esconderse. Dejamos de contar cuando se comió 25 peces y nos fuimos, dejando que se alimentara en paz. Fotógrafa: Elizabeth Flory