La noche anterior acampamos cerca de esta playa. A primeras horas de la mañana, nos sentamos a tomar el desayuno junto a un grupo de arbustos, cuando este lobo apareció paseando por la playa. Nos pasó de largo y siguió su camino, volteándose para mirar a un pato que estaba en la orilla. Cuando llegó al río, al final de la playa, se dio la vuelta y caminó de regreso, pasándonos de largo por segunda vez. Más adelante, se adentró en el mar, pero estaba demasiado lejos para poder ver lo que perseguía. Fotógrafo: Bill Eichenlaub