La vida de un guardia forestal de temporada se basa en trasladarse a nuevas ciudades, nuevos parques, nuevos puestos de trabajo. Conoces a personas, aprendes nuevas cosas, tienes nuevas experiencias. Es una vida loca de migraciones según las estaciones de todo el continente, una vida siempre en movimiento. Pero de vez en cuando te encuentras con un lugar que te atrae y que nunca te deja ir. Hechiza tu mente y no deja de sorprenderte. Conseguí esta fotografía en mi primera noche en Glacier Bay, sin saber que mi estilo de vida de peregrinaje se arraigaría a este lejano rincón agreste de Alaska. Fotógrafa: Emily Mount