Esto es sólo una pequeña parte de un enorme prado de hierba algodonera. Ya había caminado por esta zona antes, en septiembre, y no tenía idea de cómo iba a ser a principios del verano. Deambulamos por aquí durante varias horas, estupefactos ante un paisaje que apenas parecía ser de este planeta. Fotógrafo: Bill Eichenlaub