Es difícil creer que hace 250 años la tierra que habitan estos árboles estaba bajo una enorme placa de hielo. En ese momento, el hielo se había retirado, las primeras plantas se instalaban para crear el suelo, los árboles echaban raíces y crecían a más de 100 pies (30 m) de alto, morían y caían. Al pudrirse, estimulaban el crecimiento de otras plantas, y hasta de plantones que nacían de ese árbol derribado. Bajo la cubierta forestal, era una exuberante alfombra de musgo. Toda ella rica y verde. Fotógrafo: Sean Neilson