Contemplar glaciares, montañas, playas y hermosas zonas silvestres desde la seguridad y protección de un barco, es muy fácil. Pero intente hacerlo en un kayak, reme hasta esas playas y colóquese a la sombra de glaciares y montañas. Yo atraqué mi kayak a orillas de esta playa, bajo la atenta mirada de un lobo negro con motas doradas; seguí las huellas de un gigantesco oso pardo cuyas garras eran más grandes que mi cabeza; nadé en las heladas aguas de un estanque glacial; y me estremecí en el mordaz viento mientras observaba la puesta de sol. El poeta Robert Service acertó cuando escribió:
Exploremos lugares silenciosos, busquemos lo que la suerte nos depara;
Viajemos a una tierra solitaria que conozco.
Hay un susurro en el viento nocturno
Hay una estrella luminosa que nos guía.
Y la naturaleza salvaje nos llama, nos llama... déjanos ir.
It’s easy to look at glaciers and mountains and beaches and beautiful wilderness from the safety and security of a ship. But try getting into a kayak, paddling up to those beaches, and standing in the shadow of those glaciers and mountains. I pulled my kayak onto this beach under the watchful eye of a gold-flecked black wolf, followed the tracks of a giant brown bear whose paws were bigger than my head, swam in the icy waters of a glacial pool, and shivered in a biting wind as I watched sunset fall. Robert Service had it right when he wrote,
Let us probe the silent places, let us seek what luck betide us;
Let us journey to a lonely land I know.
There’s a whisper on the night-wind,
there’s a star agleam to guide us,
And the Wild is calling, calling . . . let us go.
Photographer: Emily Mount