Me gusta caminar sobre el hielo... no es tan difícil; pero caminar sobre el hielo del glaciar… eso sí que es duro. Con un par de crampones en las botas, me siento más seguro que en ciertas pendientes pronunciadas de los bosques. Las puntas de los crampones penetran a la perfección, y antes de que te des cuenta, estás subiendo por laderas empinadas y cruzando crestas heladas. Aquí vemos a Amanda, la primera vez que usó crampones, al borde de un “molino glaciar”, un agujero en el hielo, donde se precipita el agua que fluye por el glaciar, y que con el tiempo se drena hacia Muir Inlet (la ensenada Muir). Fotógrafo: Bill Eichenlaub