Era un día increíblemente pacífico, así que apagué los motores y dejé el barco a la deriva. Nos pusimos de pie en la proa, y después de un rato, varias marsopas se acercaron y empezaron a nadar alrededor de la embarcación. En esta fotografía, la marsopa aún está bajo la superficie, pero ya ha empezado a exhalar y a extraer el aire de los pulmones, en un torrente de burbujas. Conforme la cabeza de la marsopa alcance la superficie, se alistará para inhalar de nuevo. Fotógrafo: Bill Eichenlaub