Todas las primaveras y otoños, el aire de la mañana se llena de la ancestral y primitiva llamada de la grulla canadiense. Los lugareños saben que al escuchar este sonido en abril, el invierno ya ha terminado. Y cuando lo oyen en septiembre, es que se acerca el invierno. Las grullas migran a lo largo de una travesía desde el norte de California hasta el Ártico de Alaska, y todos los años se detienen en el mismo punto, durante un día, una semana o más tiempo. Fotógrafo: Sean Neilson