Bosques de pícea de Sitka, tsuga del Pacífico y cedro, cubren gran parte del sudeste de Alaska, en una rica manta entretejida de verde. Caminar entre los árboles, es como caminar por un jardín delicadamente diseñado. Los líquenes cuelgan de los árboles en hileras húmedas, macizos de musgo verde alfombran el suelo del bosque. Por todas partes hay un nuevo e intrincado tono verde, que cambia con la luz, con la lluvia, con las estaciones. Fotógrafo: Tim Rains