Una toma clásica de un águila cabeza blanca con un pescado en sus garras; a pesar de que este tipo de imágenes son bastante familiares, no son muy comunes entre las águilas. Suelen perder a sus presas más seguido de lo que las atrapan. En esta ocasión, me encontraba en la playa fotografiando unas plantas con un lente de largo alcance, cuando esta águila se lanzó sobre la orilla desde un árbol cercano. Ni siquiera me enteré de que estaba allí, hasta que de repente se deslizó justo por encima de mi cabeza, se sumergió en el agua, extendió las patas, capturó este pez y regresó a su nido. Fotógrafo: Sean Neilson